lunes, noviembre 18, 2013

Breaking Bad

Así es como termina el mundo,
No con una explosión, sino con un lamento”
(Los hombres huecos, T.S. Eliott)




Breaking Bad. Cinco temporadas extraordinarias. Una historia muy bien contada, extraordinariamente narrada. Un relato moral soberbio sobre un colosal naufragio de un hombre que acaba destruyendo todo lo que le rodea. Llena de acción, de diálogos, de personajes bien construidos. Adictiva, como el cristal azul de Heisenberg. La conversación clave del capítulo que cierra la historia de Walter White, en la que éste acepta su maldad, su orgullo desmedido: “Si tengo que escuchar una vez más que hiciste esto por tu familia…”, grita Skyler. “Lo hice por mí”, le corta Walter, “me gustó. Era bueno en ello. Y… estaba realmente… estaba vivo” En la escena de la vuelta al hogar ya imposible, la dolorosa despedida de Holly, la distancia infinita de Flint, el aterrador reencuentro con Jessie. Estos últimos ocho capítulos son la mejor última temporada que he visto. ¿La mejor serie? No lo sé; lo que si afirmo es que es la mejor historia que me han contado y que echaré de menos a Walter, casi tanto como a Heisenberg

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