Javi me llamó con una propuesta emocionante: enfrentar el desafío de capturar una imagen casi imposible. Y, por supuesto, no pude resistirme a la tentación. El pasado lunes 30, ascendí al majestuoso Roque de Los Muchachos, al telescopio WHT, para la reinauguración del venerable telescopio, que ahora lucía un nuevo, avanzado y extraordinario instrumento: el WEAVE. Allí, me reencontré con antiguos amigos, viejos compañeros de cuando trabajé en el Roque, e incluso algunos jefes a quienes no veía en años. La ocasión fue sencillamente magnífica, con una organización impecable y un timing perfecto.
Durante el evento, capturé una multitud de fotografías (pueden verlas en el enlace adjunto), que fue particularmente difícil, ya que la luz era tenue y los colores y distintos focos hacían que hubiera una mezcla de dominantes casi imposible de atrapar. Hasta que llegó el esperado momento de inmortalizar la imagen que parecía inalcanzable. En primer plano, el grupo de distinguidos invitados; en segundo plano, el impresionante telescopio; al fondo, la majestuosa cúpula, y detrás de mí, en las alturas de la baranda, el equipo del WHT. Yo estaba en el suelo, tumbado junto a los pies de los invitados. Para añadirle un toque de desafío, la luz era escasa. A pesar de ello, creo que logramos capturar la foto que parecía imposible.
Gracias por la invitación. Regresar al viejo WHT y reencontrarme con viejos amigos fue una experiencia sumamente emotiva y significativa.
Durante el evento, capturé una multitud de fotografías (pueden verlas en el enlace adjunto), que fue particularmente difícil, ya que la luz era tenue y los colores y distintos focos hacían que hubiera una mezcla de dominantes casi imposible de atrapar. Hasta que llegó el esperado momento de inmortalizar la imagen que parecía inalcanzable. En primer plano, el grupo de distinguidos invitados; en segundo plano, el impresionante telescopio; al fondo, la majestuosa cúpula, y detrás de mí, en las alturas de la baranda, el equipo del WHT. Yo estaba en el suelo, tumbado junto a los pies de los invitados. Para añadirle un toque de desafío, la luz era escasa. A pesar de ello, creo que logramos capturar la foto que parecía imposible.
Gracias por la invitación. Regresar al viejo WHT y reencontrarme con viejos amigos fue una experiencia sumamente emotiva y significativa.